EL ALEMÁN

El alemán es una lengua germánica perteneciente al grupo de lenguas indoeuropeas. Está emparentado con el neerlandés, danés, sueco, noruego e incluso con el inglés, con quienes mantiene similitudes en mayor o menor medida.

Al margen de Alemania, en donde existe una gran riqueza de variedades dialectales, el alemán es la lengua nativa de Austria, Liechtenstein, gran parte de Suiza, una gran parte de Dinamarca (Schleswig del Norte), así como de algunas zonas de otros países limítrofes.

Pero lo que realmente hace del alemán la lengua hegemónica de Europa es su gran área de influencia lingüística, es decir, aquella en la que se estudia y sirve de instrumento vehicular de entendimiento internacional para el intercambio económico, cultural y social.

Con el alemán nos entenderemos perfectamente en casi toda la Europa del centro, norte y este, y no es poco: los países escandinavos, Dinamarca, Noruega, Suecia y Finlandia; la zona del Benelux, Bélgica, Holanda y Luxemburgo; gran parte de los países del Este, como Polonia, la República Checa, Eslovaquia, Hungría y otros, incluidas las repúblicas bálticas; además, claro está de los países en los que es lengua nativa y oficial, como Austria y el cantón alemán de Suiza.

Con este mapa lingüístico, queda claramente dibujada la importancia del alemán en la mayor parte del territorio europeo. Se trata de una lengua “imprescindible” en todo el continente. Hasta Francia y Gran Bretaña han admitido ya esta realidad lingüística, convirtiendo el alemán en objetivo prioritario dentro de sus sistemas educativos.

Ahora es el turno para España de integrarse plenamente en la realidad europea, una realidad en la que los negocios, las ideas, la cultura, el pensamiento… se transmiten principalmente en alemán.